jueves, 28 de diciembre de 2006

Un Estatuto contra el profesorado más joven

El profesorado joven, el que tiene pocos años de servicio, va a ver su carrera profesional enormemente dificultada si sale adelante el proyecto de Estatuto del Profesorado que el MEC y algunos sindicatos, se empeñan en ocultar hasta que pasen las elecciones sindicales en la enseñanza.
Con la excusa de regular el desarrollo profesional del profesorado, el gobierno quiere introducir al conjunto del profesorado en un laberinto inquietante, regresivo y jerarquizador. En un laberinto con enormes dificultades sobre todo para el profesorado que tiene menos antigüedad; cuantos más años de servicio se tengan más grados, el invento de este Estatuto, se adquirirán automáticamente, y cuanto menos años se lleven trabajados, más evaluaciones habrá de superar el profesorado para poder adquirir los grados y que le suban el sueldo.
El Estatuto quiere introducir en la enseñanza pública métodos de gestión de personal empresariales, muy alejados de lo que es y debe seguir siendo el trabajo docente. La gran novedad del Estatuto se basa en la implantación de una “carrera docente” que se sustenta en la promoción de la competitividad entre el profesorado: correr y competir para llegar primero, para obtener tal o cual mérito, para poder cobrar tal o cual retribución; y en la facultad de la dirección de los centros o/y de la inspección educativa para informar favorablemente o no de la evaluación a la que deberá someterse todo el profesorado; si la evaluación es “voluntaria” la carrera se realiza más rápidamente. La “carrera docente” se concreta en un nuevo planteamiento de las retribuciones complementarias, con nuevos componentes del complemento específico, apareciendo los “grados”, que se conseguirán previa evaluación positiva. Entre los componentes del grado destaca el de “especial dedicación al centro”, que es de carácter anual y no se consolida, y la retribución de la función tutorial, que divide al profesorado e ignora que esta labor es inherente a la tarea de enseñar.
Los obstáculos -méritos los llama el proyecto del MEC- que hay que superar para avanzar en la “carrera docente”, para conseguir el grado dependen de criterios tan oscuros o arbitrarios como la evaluación voluntaria de la práctica docente, la asunción de tareas y responsabilidades complementarias, la implicación con la mejora de los resultados del alumnado, a los que hay que sumar “una dedicación horaria especial de carácter estable al centro o servicios educativos”, esto es, se pagará la prolongación de la jornada laboral.
La propuesta de Estatuto contiene otros aspectos que son negativos para el desarrollo profesional del profesorado más joven: la redistribución de efectivos en el centro; la movilidad forzosa; la recolocación o impartición obligatoria de materias diferentes a la de acceso; la falta de garantías para que los concursos de traslados sean anuales; la libre designación para los puestos de trabajo, en igualdad con el concurso; la falta de propuestas en salud laboral, sin ni siquiera mencionar las enfermedades profesionales… Todo serán obstáculos que tendrá que superar todo el profesorado, pero más los más jóvenes, en competencia con el resto del Claustro, para avanzar y conseguir el premio, los grados.
El proyecto de Estatuto deja al P. Interino en una precariedad laboral y económica permanente, con contratos anuales, sin cobrar por la antigüedad en el trabajo y, para aumentar su discriminación, sin poder acceder a los grados.
El laberinto en el que el MEC ha introducido al Profesorado contiene otros dos elementos que van claramente contra su dignidad como trabajadores. No se reconoce el derecho de las personas que ostentan la representación sindical a intervenir en todo lo concerniente a la defensa de sus derechos: horarios, ceses, plantillas, baremos… y la posibilidad de que el profesorado pueda ser “degradado” con la pérdida de los grados adquiridos, como sanción ante faltas que no se concretan.
El profesorado joven, igual que el conjunto del profesorado, que no tiene entre sus prioridades la existencia de un Estatuto, considera, sin embargo, necesario que la administración y el conjunto de la sociedad reconozcan y valoren la importancia de su trabajo, por lo que el posible Estatuto debe servir para dignificar la tarea de enseñar, para mejorar las condiciones de trabajo del Profesorado…, pues para empeorar, no queremos Estatuto.
En la negociación de este proyecto STES exige al Ministerio que revise a fondo las nuevas bases en que pretende fundamentar las relaciones laborales del Profesorado y sus retribuciones. El gobierno ha de asumir que la enseñanza supone necesariamente trabajar en equipo y que debe desterrarse cualquier atisbo de competitividad entre el Profesorado, promoviendo el trabajo colectivo y en equipo, la autonomía y la democratización de los centros, el aumento de las plantillas, la disminución de las ratios, la constatación de la labor tutorial de todo el profesorado, una mayor capacidad de decisión de los órganos colegiados,…
Así mismo y como un elemento de primordial importancia es necesario que se regule una misma titulación para ejercer en toda la enseñanza como la vía para alcanzar el Cuerpo Único del Profesorado y permitir su movilidad por todo el sistema educativo. El Estatuto debe contemplar la mejora de las retribuciones para el Profesorado de todo el Estado, por lo que reivindicamos empezar este año con los sesenta euros que el MEC oferta para unos pocos y acabar con el aumento para todo el profesorado de doscientos cincuenta euros mensuales en el complemento específico cuando acabe la implantación de la LOE, como medida de apoyo ante la reforma educativa y por la complejidad actual de la tarea de enseñar. También reivindicamos el derecho al año sabático, la reducción horaria sin disminución salarial desde los 55 años, la jubilación voluntaria a los 60 años y la permanencia en el sistema educativo del Profesorado Interino hasta conseguir su acceso definitivo al mismo.
Queremos trabajar conjuntamente con el resto de sindicatos para que el Estatuto no empeore nuestras condiciones de trabajo. Pero para conseguirlo necesitamos conocer los puntos de vista que las distintas organizaciones mantienen sobre sus aspectos más conflictivos y peligrosos y deben hacerlo ahora, ya que, aunque el futuro está sin escribir, el pasado inmediato nos dice que hay organizaciones dispuestas a firmar con el gobierno cualquier medida con tal de justificar su existencia.
El profesorado más joven debe tomar conciencia de lo que se le viene encima con este Estatuto. Es un Estatuto que va contra todo el profesorado, pero más contra el más joven. Por esto, los STES planteamos al profesorado y a todos los sindicatos que es necesario realizar todo tipo de presiones para impedir que “nos degraden” y que con la movilización del profesorado, como ya hicimos ante ofensivas de gobiernos anteriores, podremos detener esta intolerable agresión al Profesorado, podremos salir del laberinto: si el Estatuto no sirve para mejorar, no queremos Estatuto.
Augusto Serrano,
miembro del Secretariado de la Confederación de STEs-i

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